El propio arzobispo de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta, se hizo acompañar de los obispos auxiliares José Amable Durán, Benito Ángeles, Faustino Burgos y del obispo misionero enviado por el papa Francisco, Raúl Bersoza.
Completaron el sermón los sacerdotes Jorge Rodríguez y Domingo Leguas, vicarios judicial y de la pastoral social, respectivamente.
Cada uno realizó una reflexión aprtiendo de las últimas siete expresiones atribuidas a Jesucristo en su lecho de muerte en la cruz y conformaron un sermón cargado de contenido teológico, moral y asuntos de actualidad.
El arzobispo Ozoria se refirió a la tercera palabra: “He aquí a tu hijo; he aquí a tu Madre”, lo cual aprovechó para referirse a la celebración del centenario de la coronación canónica de la Virgen de la Altagracia como protectora del Pueblo Dominicano.
Dijo que acoger a María no se trata de solo de una devoción, sino de imitarla en sus actitudes al servicio y solidaridad con los demás. “No se trata nada más de rezos, ritos y jaculatorias. Acoger a María como Madre nos debe llevar a ser como ella, a imitarla en sus actitudes y acciones”, reflexionó el arzobispo.
Le siguió con la Cuarta palabra (“Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado”) el arzobispo misionero Raúl Bersoza, quien aprovechó su reflexión para hacer mención a problemas sociales actuales. Se refirió al sufrimiento de grupos vulnerables, como son los niños de sectores marginados, las familias de niños especiales, los inmigrantes, las mujeres violentadas y sometidas a explotación sexual.
Añadió a su larga lista de personas que sufren a aquellos que padecen “acoso por las redes sociales “en sus más crueles y cobardes formas”.
Previo a ellos dos reflexionaron sobre la primera y segunda palabra los obispos auxiliares José Amable Durán y Faustino Burgos.
El primero se refirió a la expresión “Perdónalos porque no saben lo que hacen”, lo cual utilizó como referente para volver a criticar el aborto, acción que considera como asesinatos en el vientre de las propias madres.
También hizo un símil al sufrimiento de Jesucritos en la cruz con las víctimas de violaciones sexuales, mujeres sometidas a explotación y los depredadores del erario público o evasores de impuestos.
Monseñor Burgos partió de la expresión “Hoy estarás conmigo en el paraíso” para señalar que se hace urgente y necesario encontrar salidas dignas y regulares y a las repercusiones personales que se esconden tras la negación de los derechos sociales y llamó a proporcionar a la familia, las oportunidades necesarias que le ofrezcan estabilidad social.
Recordó que fácilmente se puede caer en aplicar la filosofía del descarte y el rechazo, que ha contribuido a situar al margen del mercado laboral a quienes trabajan en el sector informal, incluyendo jóvenes recién salidos de las universidades.
El obispo auxiliar de Santo Domingo y Vicario episcopal de la auditoria de Santo Domingo Este y rector de la Universidad Católica de Santo Domingo, monseñor Benito Ángeles Fernández, reflexionó sobre la expresión “Tengo sed”. Afirmó que el país vive momentos amargos y que muchas personas desean escapar de la realidad con adicciones.
El sacerdote Jorge Rodríguez indicó que muchas personas quieren alcanzar el éxito sin esforzarse.
En su reflexión de la sexta expresión de Jesús en la cruz «Todo está consumado» el sacerdote expresó que muchos aspiran a una vida alegre, feliz, exitosa; pero basan su proyecto de vida en el mínimo esfuerzo.
“No les gusta superarse a través del estudio, les basta tratar de hacerse famosos a través de la redes sociales; o peor aún, buscar el dinero rápido de la droga o el robo; a otros les cuesta permanecer en un empleo porque no les gusta obedecer a otro”.
Durante la séptima y última palabra «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, el padre Domingo Legua aseguró que «no es un drama perderse, pero que sí lo es permanecer perdido», afirmando así que ha visto tanto a políticos , sacerdotes y profesores en esa condición.
«Muchas veces he visto a papás y mamás perdidos, profesores perdidos, sacerdotes perdidos, yo mismo en alguna ocasión me he perdido. No es un drama perderse, sí lo es permanecer perdido, Lo correcto será reconocerlo y volver al lugar en donde estuvimos la última vez», dijo el reverendo.
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