LA NOTICIA DEL DÍA
ACUSACIÓN FALSA HACE QUE UNA
MULTITUD LINCHE A UN JOVEN
Porque alguien lo acusó de matar un joven del barrio la multitud lo golpeó de diferentes maneras hasta matarlo a golpes.
**LO IRÓNICO DEL CASO ES QUE FUE EL ASESINO QUIEN ACUSÓ A LOS HAITIANOS DE SER LOS AUTORES DEL ASESINATO QUE ÉL HABÍA COMETIÓ**
El pasado martes una multitud enardecida mató a golpes a un haitiano inocente al que acusaban, sin pruebas, de ser el autor de la muerte del joven Daniel Francisco Espejo Ramos, de 20 años, quien trabajaba como delivery. La multitud también golpeó otro haitiano, acompañante del linchado, quien se encuentra grave.
La muerte de ese haitiano es parte de la corriente antihaitiana que se la ha insuflado al pueblo dominicano para que odie irracionalmente a los nacionales del país vecino.
No hay cosa más terrible y dolorosa en el mundo que matar una persona por un crimen que no cometió. Habría que ponerse en la piel del haitiano cuando era brutalmente golpeado con piedras, palos, patadas y cuchilladas mientras le gritaban ¡asesino! y consciente él de que era inocente de los hechos que se le imputaban.
Todavía cuando se mata brutalmente a un culpable es algo espantoso, propio de la caverna, de la tribu, del hombre primitivo…¿qué no será cuando se acribilla salvajemente a una persona que va por las calles de modo sencillo y humilde, inocente, libre de culpas?
En el derecho hay un principio según el cual es preferible poner en libertad a un culpable que condenar a un inocente.
El grave delito cometido en el caso que nos ocupa es terrible. Se ha derramado sangre inocente. Y eso llora ante la presencia de Dios. Será difícil determinar quienes mataron a ese pobre hombre. Se trata de un nuevo episodio de Fuenteovejuna. El barrio lo mató. Todos le dieron un palo, una patada, una pedrada. Así son los linchamientos. Por eso se critican. Y por eso se le pide al ciudadano que tome la justicia en sus manos, que permita que a los acusados se les lleve a juicio, para que se establezcan las responsabilidades correspondientes.
Si en lugar de golpear a esos dos haitianos la multitud los apresa y los entrega a la policía hoy la historia sería diferente. Pero ya nada se puede hacer.
Los que ensuciaron su mano derramando sangre inocente cargarán con esa culpa por toda la eternidad.
**LO IRÓNICO DEL CASO ES QUE FUE EL ASESINO QUIEN ACUSÓ A LOS HAITIANOS DE SER LOS AUTORES DEL ASESINATO QUE ÉL HABÍA COMETIÓ**
El pasado martes una multitud enardecida mató a golpes a un haitiano inocente al que acusaban, sin pruebas, de ser el autor de la muerte del joven Daniel Francisco Espejo Ramos, de 20 años, quien trabajaba como delivery. La multitud también golpeó otro haitiano, acompañante del linchado, quien se encuentra grave.
La muerte de ese haitiano es parte de la corriente antihaitiana que se la ha insuflado al pueblo dominicano para que odie irracionalmente a los nacionales del país vecino.
No hay cosa más terrible y dolorosa en el mundo que matar una persona por un crimen que no cometió. Habría que ponerse en la piel del haitiano cuando era brutalmente golpeado con piedras, palos, patadas y cuchilladas mientras le gritaban ¡asesino! y consciente él de que era inocente de los hechos que se le imputaban.
Todavía cuando se mata brutalmente a un culpable es algo espantoso, propio de la caverna, de la tribu, del hombre primitivo…¿qué no será cuando se acribilla salvajemente a una persona que va por las calles de modo sencillo y humilde, inocente, libre de culpas?
En el derecho hay un principio según el cual es preferible poner en libertad a un culpable que condenar a un inocente.
El grave delito cometido en el caso que nos ocupa es terrible. Se ha derramado sangre inocente. Y eso llora ante la presencia de Dios. Será difícil determinar quienes mataron a ese pobre hombre. Se trata de un nuevo episodio de Fuenteovejuna. El barrio lo mató. Todos le dieron un palo, una patada, una pedrada. Así son los linchamientos. Por eso se critican. Y por eso se le pide al ciudadano que tome la justicia en sus manos, que permita que a los acusados se les lleve a juicio, para que se establezcan las responsabilidades correspondientes.
Si en lugar de golpear a esos dos haitianos la multitud los apresa y los entrega a la policía hoy la historia sería diferente. Pero ya nada se puede hacer.
Los que ensuciaron su mano derramando sangre inocente cargarán con esa culpa por toda la eternidad.
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