El rey Salmán de Arabia Saudita consideró la polémica sobre Jerusalén y la actitud “agresiva” de Irán como temas prioritarios de la región, en la apertura este domingo de la cumbre anual de los países de la Liga Árabe en el reino saudí.
El soberano saudita, de 82 años, evitó referirse al conflicto en Siria, 24 horas después de los ataques occidentales contra blancos del régimen de Bashar Al Asad, en su discurso durante la vigésima novena reunión anual que se celebra en esta ocasión en Dhahran (este del país).
El rey, cuyo país es un estrecho aliado de Estados Unidos, rechazó la decisión del presidente Donald Trump de trasladar de Tel-Aviv a Jerusalén la embajada estadounidense en Israel.
“Reiteramos nuestro rechazo a la decisión estadounidense sobre Jerusalén”, declaró el rey Salmán en un discurso de apertura.“Jerusalén Este forma parte de los territorios palestinos”, agregó.
“Nombro esta cumbre de Dhahran la cumbre de Jerusalén para que todo el mundo sepa que Palestina y su pueblo están en el centro de las preocupaciones de los árabes”, proclamó el rey.
También anunció una donación de 150 millones de dólares “para apoyar a la administración de bienes islámicos de Jerusalén” y otra donación de 50 millones de dólares para la UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos.
Esta organización atraviesa serias dificultades y a mediados de marzo declaró que sólo tenía fondos suficientes hasta el verano, luego de que Washington decidiera cortar su financiamiento.
El presidente Donald Trump rompió con décadas de diplomacia estadounidense al anunciar el 6 de diciembre, el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de Estados Unidos y el traslado de la embajada a esa ciudad.
La “agresividad” de Irán
A principios de abril, el rey Salmán reiteró “la firme postura del reino sobre el problema palestino y los derechos legítimos del pueblo palestino a un Estado independiente con Jerusalén como su capital”, en momentos en que el proceso de paz israelo-palestino está paralizado.
Pero su hijo, el poderoso príncipe heredero Mohammed bin Salmán, de 32 años, estimó al mismo tiempo que los israelíes también tenían “derecho” a su propio Estado, declaración que se interpretó como una nueva señal de acercamiento con Israel que, como Ryad, ve en Teherán su principal enemigo.
Arabia Saudita e Irán, dos potencias rivales en la región, están enfrentadas indirectamente en varios conflictos regionales: Siria, Yemen, Irak y El Líbano.
“Reiteramos nuestra firme condena de los actos terroristas cometidos por Irán en la región árabe y rechazamos sus injerencias flagrantes en los asuntos árabes”, dijo el rey Salmán el domingo.
También denunció la actitud“agresiva” de Irán y la acusó “de amenazar la seguridad de la nación árabe”.
Con respecto a Yemen, el rey saudita celebró la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre los disparos de misiles contra ciudades sauditas.
Recibimos “con satisfacción la declaración del Consejo de Seguridad que denuncia los disparos de misiles balísticos de fabricación iraní contra ciudades sauditas”, declaró.
Arabia Saudita, que tomó el relevo de Jordania en la presidencia rotativa de la organización de 22 miembros, busca gestar una posición firme y unificada frente a Irán, su gran rival regional en Oriente Medio, estimaron los expertos.
Este tipo de cumbre no suele terminar con acciones concretas y la última vez que la Liga Árabe, fundada en 1945, terminó con una decisión contundente fue en 2011, cuando suspendió a Siria por el papel de su presidente en la guerra civil. Por este motivo, Siria estará ausente.
Contra el régimen de Siria
Entre los dirigentes que llegaron a Dhahran, a 200 kilómetros de las costas iraníes, figuran Abdel Fattah al Sisi (Egipto), Fuad Masum (Irak), Abd Rabbo Mansur Hadi (Yemen), Beji Caid Esebsi (Túnez), Michel Aun (Líbano), Omar al Bashir (Sudán) y Mahmud Abas (Autoridad Palestina), indicó la agencia oficial saudí SPA.
En el conflicto sirio, que sin duda es el más complejo de la región, Riad y sus aliados apoyan a los rebeldes, en su mayoría grupos sunitas.
En cambio Irán y el movimiento chiita libanés Hezbolá están de lado del régimen de Asad.
Arabia Saudita expresó su “pleno apoyo a los bombardeos (…) ya que constituyen una respuesta a los crímenes del régimen” sirio.
Catar, pese a sus diferencias con Riad, también expresó su “apoyo”a las operaciones de los occidentales. “El uso continuo por el régimen sirio contra civiles de armas químicas (…) requiere un acción inmediata”, justificó.
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