sábado, 9 de mayo de 2015

UN COMENTARIO

A NOMBRE DE  EL DIPUTADO DE LA JUVENTUD

PEDRO BOTELLO .... SIGUE!



UN COMENTARIO


CUANDO EL PLATO ES LA ATRACCION


Turismo y gastronomía son dos palabras que se disfrutan juntas.Algunos platos están tan arraigados en la cultura local o regional que si viajas al lugar de su procedencia o donde le ponen un toque único a su elaboración y no los comes, sabes que a tu visita le ha faltado algo. Y, para los viajeros más auténticos, es como si nunca hubieras ido.

Nunca has visitado de verdad Santiago si no has comido yaroa en los alrededores del Monumento, dicen, o no es posible que hayas regresado de Villa Mella sin haber probado su famoso chicharrón. Platos ricos a base de pescado se preparan en todas las zonas costeras, pero visitar Sabana de la Mar y no probar su minuta frita, o el pescado con coco en Samaná, es una decisión que lamentar hasta la próxima visita.

¿Y qué decir del mabí seibano, las galletitas de jengibre de Moca y el casabe con coco de Monción. No es posible imaginar una Semana Santa en el suroeste sin comer chacá o chenchén, o subir hasta Jarabacoa y a la ida o la vuelta no parar a orillas de la carretera para comer o comprar las arepas de maíz que se cuecen a orillas del Yaque del Norte.


Muchos viajan a Quijá Quieta (Peravia) solo para probar su delicioso majarete; a San José de las Matas en busca de los panecicos; a Baní para saborear las “arepitas de mano” y a Montecristi y Dajabón para confirmar el fuerte sabor del chivo liniero.

La gastronomía es el principal aliado del turismo, y los dominicanos debemos sentirnos orgullosos de la nuestra”, dice a LISTÍN DIARIO Rosa María Gómez, autora del libro “La nueva cocina dominicana de La Chefa” (2014).

Ese orgullo implica no mantenerla dentro de la casa, sino sacarla, darla a conocer, sostiene. “No decimos que el dominicano no la consume, sí lo hace; pero si le visita un extranjero prefiere llevarlo a un restaurante italiano o de comida rápida en lugar de llevarlo a consumir sus platos tradicionales”.

Por eso, dice La Chefa, cuando aparece un político o un personaje famoso consumiendo platos que se consideran muy emblemáticos de un lugar, las reacciones, a veces despectivas, no se hacen esperar. “Debemos sentirnos orgullosos porque es parte de nuestras raíces, de nuestras costumbres. La gastronomía dominicana es una de las más sabrosas del mundo, por su diversidad”, expresa.

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