MADRID, (elmundo.es). Un pinchazo en el dedo, un móvil, 15 minutos y… diagnóstico hecho. Un grupo de investigadores ha desarrollado un accesorio que, conectado a un smartphone, es capaz de detectar dos enfermedades de transmisión sexual: sífilis y VIH, como si de un laboratorio clínico se tratara. Y, dados los resultados que los autores muestran en su artículo, publicado este miércoles en la revista ScienceTranslational Medicine’, puede que llevar el dispositivo de análisis sanguíneo en el bolsillo sea una realidad cercana.
De hecho, no es el único estudio que analiza las posibilidades del teléfono móvil como herramienta sanitaria, pensando especialmente en países con recursos limitados, donde el acceso a los servicios de salud es muy pobre y la existencia de laboratorios es residual. Concretamente, un grupo de científicos del Instituto holandés Royal Tropical describieron en 2011 en la revista PLoS ONE un sistema con el que a través de la cámara de fotos del móvil y un software específico se podían transferir los datos de la imagen tomada al servidor de un laboratorio que, aunque estuviera localizado lejos, transmitía el diagnóstico con un sencillo mensaje de texto o de voz.
En esta ocasión, el director del trabajo, Samuel Sia, y su equipo de ingenieros biomédicos de la Escuela de Salud Pública Mailman (Columbia, EEUU) han diseñado un accesorio de bajo coste (unos 34 dólares) que, unido a un teléfono móvil, hace las veces de una prueba denominada Elisa (que se utiliza de forma estandarizada en el sistema sanitario para la detección precoz del VIH. Como explican los autores, “replica, por primera vez, las funciones mecánicas, ópticas y electrónicas de un análisis de sangre en un laboratorio”.
En unos 15 minutos, y con unas gotas de sangre (extraídas mediante un pinchazo en el dedo), el dispositivo móvil no sólo detecta los marcadores del VIH, también los de la sífilis, enfermedades muy prevalentes en países en vías de desarrollo. Se trata de una prueba serológica que, al igual que Elisa, permite detectar antígenos mediante el uso de anticuerpos y enzimas. En el dispositivo, relata el estudio, se produce “un acoplamiento de microfluidos con los últimos avances de la electrónica” que se convertirán, a través de un hardware específico, en un diagnóstico que se leerá a través del móvil.
Probado
El experimento se puso en marcha en Ruanda. Un grupo de sanitarios se comprometió a probar este sistema en un centro de salud. En total, extrajeron unas gotas de sangre a 96 mujeres embarazadas que, tras un asesoramiento sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual, se prestaron voluntarias para someterse a esta prueba. “Sabemos que el diagnóstico precoz y el tratamiento de esta parte de la población pueden reducir en gran medida las consecuencias adversas de las madres y sus bebés”, señala Sia. Y agrega: Los resultados de sensibilidad y especificidad de “nuestro trabajo demuestran que esta alternativa podría ser viable”, concluye Sia.
Se trata de una tecnología que aporta muchas ventajas. Además de ofrecer alta sensibilidad y especificidad, logra un resultado en menos de 15 minutos y, según Sia, el coste estará “muy por debajo de los 18.450 dólares que cuesta el equipo típico Elisa”. Según sus cálculos, el precio rondará los 34 dólares. Por otro lado, este dispositivo también es fácil de usar.
Basta con 30 minutos de formación. Todas estas características las comparte también con los test rápidos de VIH que se utilizan en la actualidad en los países con recursos limitados. “Son pruebas sencillas, rápidas, desechables, que requieren poco volumen de sangre, son como test de embarazo, fáciles de almacenar y transportar a temperatura ambiente”, explica África Holguín, especialista del Laboratorio de Epidemiología Molecular del VIH del servicio de Microbiología del Instituto Ramón y Cajal de investigación sanitaria (IRYCIS).
La particularidad que presenta este nuevo sistema, aún en investigación, es su capacidad para identificar más de una infección al mismo tiempo. En la actualidad, numerosos grupos de expertos están trabajando en este campo de las nuevas tecnologías y la detección precoz. En general, todos intentan mejorar la sensibilidad y especificidad de las pruebas rápidas ya existentes. Al igual que este último sistema, aunque no son perfectos, consiguen identificar más casos de infección, iniciar un tratamiento precoz (con terapia antirretroviral), evitar la transmisión, reducir el número de muertes y mejorar la calidad de vida.
El objetivo en los países en vías de desarrollo, “donde no hay clínicas suficientes”, argumenta la doctora Holguín, es conseguir que estas pruebas se apliquen de forma rutinaria en el momento de la consulta “es esencial para que el paciente sea diagnosticado en ese mismo momento y pueda iniciar el tratamiento lo antes posible”, sin necesidad de hacerle volver, teniendo en cuenta sus dificultades de acceso al centro de salud.
“Nosotros estamos empezando a estudiar líneas de investigación para conocer mejor las ventajas de las nuevas tecnologías en los países con recursos limitados”, expone Holguín.
Otros grupos están investigando nuevos test rápidos de VIH, pero en lugar de serológicos, basados en un análisis molecular.
“Los serológicos no pueden detectar la infección en los bebés menores de 18 meses”, explica la doctora española. “La madre le pasa anticuerpos durante el parto y la lactancia, lo que origina falsos positivos”. Por eso, a estas edades es imprescindible hacer pruebas moleculares, que “requieren equipos, formación específica, etc. Hacen falta test rápidos para la detección precoz infantil”.
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